La famosa picaresca espanyola en pocs contextos ha fet menys gràcia que en l'actual situació sanitària, on la salut i l'economia de tantes persones depèn de la solidaritat dels altres.
Pese a que las restricciones intentan hacer equilibrio para evitar la crisis sanitaria pero también la económica, hay empresarios que deciden apostar por ganar dinero a costa de todo. Y eso ha vuelto a suceder en Dénia, donde la temporada estival empieza a parecer un «todo vale». El ocio nocturno se cierra y las discotecas a las que se ha permitido mantener la actividad como cafeterías o bares han agarrado el brazo entero del que cedía su mano para cambiar el prohibido ocio nocturno por el diurno. Y sin apenas restricciones, sino por todo lo alto.
Además, también este fin de semana se ha visto como otros han optado por alejarse de tierra firme para montar su propia discoteca. Eso ha sucedido con una empresa de «excursiones» en catamarán, que bajo ese anuncio escondía todo un despliegue de luces de discoteca y música para que sus 120 pasajeros bebieran y bailaran sin mascarillas y sin que nadie les dijera nada. Hasta que regresaron al puerto, donde se toparon con la policía y recibieron numerosas denuncias.
També hi ha els que fan cas omís de la nova llei de venda d'alcohol, que la prohibeix a partir de les 20:00 per evitar botellons. La Policia Local també va haver d'imposar una denúncia dissabte per aquest motiu.
Ara bé, la majoria d'empreses seguixen complint la normativa a peu de la lletra. I aquestes seran les més perjudicades pel comportament dels seus companys de sector si no s'aconseguix doblar la corba.
